Transvase. Mi otra escritura.

Al cumplir los 10 años mi regalo de navidad fue una cámara de bolsillo Kodak 110. Mi padre sonreía ante mi asombro.
Iluminé tanta oscuridad para ella con magicubos de cuatro flashazos.
A mis 16 tuve una Nikon FG 20. La incómoda conducta de mi maestro de foto en el laboratorio hizo que me resignara con alivio a la pérdida del aparato cuando mi hermano la olvidó en un autobús de pasajeros.
Mi trabajo artístico desde entonces lo enfoqué a la literatura.
Casi treinta años después de la desaparición de mi primera réflex, mi regalo navideño fue nuevamente una cámara fotográfica, esta vez una Nikon D 3200. Recuerdo la mirada de mi esposo, líquida y vibrante, mientras yo desenvolvía aquel obsequio.

Los hombres de mi vida me han incitado a ver el mundo. A explorar la perspectiva desde la mirada. Sin embargo, es a partir de marzo de 2015 con mi ingreso al Centro de las Artes de San Luis Potosí cuando comencé a tomar fotografías. Antes de esta fecha las imágenes se me imponían, eran ellas las que me capturaban a mí.
Luego de ver un documental sobre la obra de Manuel Álvarez Bravo entendí mejor sobre esta pasión recién asumida. Supe que Diego Rivera y Xavier Villaurrutia llamaron a la obra de este autor: Fotopoesía.
Me interesa la exploración del lenguaje poético sea textual o visual, la creación de escrituras mixtas que partan de la imagen o el trasvase entre géneros literarios y otras disciplinas artísticas.

 

Celeste Alba Iris
Primavera SLP
2016

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